A veces quisiera poder odiar,
un día simple y sencillo,
pudiera yo olvidar.
No hay mas que un martillo,
siquiera sangre en las paredes,
pero es un día más.
No hay aliento para un grito.
No hay consuelo para un silencio.
A tantos otros les ha pasado,
que yo pregunto y me imagino,
y todo, ¿Para qué?
Si pudiera dejarme caer,
o rendirme, que se haga tu voluntad.
A veces, sólo a veces,
quisiera no saber lo que sé.
Pero en todo hay un final.
Algo saldrá.
Y esto y más sucederá.
En la noche cuando duermo,
no imagino, no pregunto.
Quiera sea la vida, una y buena.
--Anaán Betén
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